Hipertrofia de las Amígdalas

La faringe es un conducto músculo membranoso que en el adulto tiene una longitud aproximada de 14 cm y se estrecha paulatinamente de arriba abajo. Se divide en tres partes que son nasofaringe, orofaringe e hipofaringe. En él se cruzan la vía respiratoria, que va desde las fosas nasales a la laringe, y la vía digestiva que se extiende desde la boca hasta el esófago.
En el comienzo de las vías aéreas y digestivas superiores (oro y nasofaringe) se encuentran acumulaciones u órganos de tedio linfoepitelial denominadas amígdalas (amígdala faríngea, amígdalas palatinas y amígdala lingual) y constituyen el anillo linfático de Waldeyer.
Las amígdalas son parte del sistema inmunitario y son muy importantes para la salud.
Durante los primeros años de la vida se produce un aumento del tejido linfoepitelial como consecuencia de un mecanismo de defensa frente a las sustancias antigénicas con el que se encuentra el organismo en el ambiente y es una expresión morfológica de actividad inmunológica intensa.
La hipertrofia de la amígdala faríngea y las amígdalas palatinas (y muy rara vez de la amígdala lingual), pueden provocar alteraciones clínicas importantes, aunque no constituyen en si una enfermedad.
Como las amígdalas están situadas en puntos relativamente estrechos de las vías respiratorias y digestivas superiores, su excesivo aumento de volumen puede causar la reducción del diámetro de estas vías y dificultar la ingesta de alimento, la deglución, provocar insuficiencia respiratoria y/o apneas.
La hipertrofia de la amígdala faríngea (vegetaciones adenoideas) que está situada en la nasofaringe (detrás de la nariz) y en un espacio relativamente pequeño, puede originar obstrucción nasal, ronquidos, típica facies adenoidea con la boca abierta, expresión atontada, protusión y mala implantación de los dientes superiores, obstrucción de la trompa y otitis serosa recidivante con hipoacusia de conducción, facilidad para los catarros, etc…
En el caso de un aumento excesivo del tamaño de las amígdalas palatinas o faríngeas con las alteraciones funcionales clínicas mencionadas anteriormente, existe una indicación de la intervención quirúrgica-adenoidectomía y disminución de tamaño de las amígdalas por reducción de su volumen con radiofrecuencia o amigdelactomía total con extirpación completa de ambas amígdalas.
Las amígdalas pueden presentar un volumen mayor y aspecto “hipertrófico” en el caso de inflamaciones agudas conocidas por el término clínico de angina. Las manifestaciones clínicas y los síntomas dependen del tipo de infección (bacteriana o vírica). Entre las bacterias están los estreptococos, haemophylus influenzae, neumococo, estafilococo, etc…
Las anginas por estreptococo, beta hemolítico del grupo A no son frecuentes pero la gravedad de sus posibles complicaciones justifica la importancia de un tratamiento correcto.
Síntomas
Los síntomas que hacen sospechar de angina estreptocócica son fiebre elevada, sensación de malestar, dolor faríngeo, falta de síntomas nasales, pero con presencia de adenopatías bajo en el ángulo submaxilar bilateral.
En tal caso hay que acudir al médico donde le indicarán el tratamiento y la conducta a seguir. No obstante, en líneas generales, el tratamiento consiste en antibióticos, analgésicos, comida blanda y reposo relativo.
Las anginas víricas son mucho más frecuentes y se caracterizan por una difusa inflamación, catarro, tos y la ausencia de adenopatías. Por otro lado hay que tener en cuenta que puede aparecer una sobreinfección bacteriana y empeoramiento de los síntomas, lo que obliga a estar más atento. El tratamiento es sintomático con analgésicos y antipiréticos.
En la hipertrofia de la amígdala lingual deben ser estudiadas posibles enfermedades sistémicas y alteraciones de la inmunidad. Gran cantidad de patógenos pueden provocar procesos infecciosos en esta zona del organismo, unos provocarían amigdalitis y adenoiditis más o menos banales, y en otras ocasiones son más específicas, como:
– La amígdala de Paul-Vincent ulceromembranosa, que es un proceso provocado por la unión de un anaerobio y una espiroqueta.
– La Herpangina, que la provoca el virus Coxackie.
– La escarlatina, que la provoca el estreptococo betahemolítico.
– La angina herpética, que la provoca el virus herpes simple.
– La mononucleosis provocada por el virus de Epstein Bar.