Cirugía de las glándulas salivales

Qué son las glándulas salivales
Las glándulas salivales son las glándulas situadas en la cavidad oral y en el cuello que secretan saliva para mantener la boca húmeda. Existen múltiples glándulas salivales de pequeño tamaño localizadas en la parte interna de la boca y otras glándulas salivales de mayor tamaño localizadas en la parte externa con un conducto excretor que desemboca en la boca.
Entre estas últimas destacan la glándula parótida, situada por delante de la oreja, y la glándula submaxilar, localizada justo por debajo de la mandíbula. Otra glándula salival de un tamaño intermedio es la glándula sublingual, localizada en el suelo de la boca, justo por debajo de la punta lingual, aunque la cirugía de esta glándula es mucho menos frecuente que la de las anteriores.
Estas glándulas pueden ser asiento de una gran variedad de patologías entre las que se incluyen enfermedades inflamatorias, infecciosas, traumáticas, tumorales e incluso lesiones congénitas.
Es por ello que, aunque afortunadamente la mayoría de las enfermedades de estas glándulas son benignas, la aparición de un aumento de volumen a nivel de las regiones donde se localizan requiere un diagnóstico apropiado para planificar el mejor tratamiento, que en muchas ocasiones va a ser la cirugía.
Tumoraciones glandulares
La mayor parte de las tumoraciones glandulares se presentan en la glándula parótida, seguidas de la glándula submaxilar, y por último, la glándula sublingual.
Cirugía glándula parótida
La glándula parótida se localiza en la inmediata vecindad del nervio facial, el cual se encarga de movilizar los músculos de la cara y por tanto, su lesión va a llevar a una parálisis de estos músculos con la consiguiente deformidad estética. Por ello, la cirugía de esta glándula requiere una disección cuidadosa y muy fina de todas las ramas del nervio facial.
Afortunadamente, en la actualidad disponemos de recursos tecnológicos que ayudan a esta disección y disminuyen el riesgo de complicaciones. Entre estos recursos se encuentra la monitorización del nervio facial, el cual utiliza nuestro equipo en todas estas cirugías desde hace ya varios años con muy buenos resultados.
Cirugía glándula submaxilar
Las complicaciones de la cirugía de la glándula submaxilar son potencialmente menos severas que las de la glándula parótida, sin que ello evite la necesidad de una disección cuidadosa que prevenga la lesión de otras estructuras nerviosas y vasculares importantes profundas a esta glándula.
Cirugía de la glándula sublingual
Por último, la cirugía de la glándula sublingual tiene la ventaja de poderse realizar en la mayoría de las ocasiones con abordajes intraorales (por dentro de la boca), a diferencia de la cirugía de las glándulas parótida y submaxilar, que requiere abordajes externos (incisiones en la piel del cuello).
Síntomas y causas
Respecto a los síntomas y causas de la patología glandular y refiriéndonos principalmente a la glándula parótida, que es la más frecuentemente afectada, el motivo más frecuente de consulta va a ser una tumoración / aumento de tamaño a nivel de la propia glándula (por delante del pabellón auricular).
Aproximadamente el 70% de las tumoraciones parotídeas son de causa neoplásica, aunque el 75-80% de estas neoplasias son benignas.
Aproximadamente el 70% de las tumoraciones parotídeas son de causa neoplásica, aunque el 75-80% de estas neoplasias son benignas. Por tanto, será importante excluir patologías no neoplásicas que puedan beneficiarse de un tratamiento médico y no de un tratamiento quirúrgico como las anteriores.
Entre estas patologías no neoplásicas se deben excluir algunas enfermedades glandulares congénitas, infecciones crónicas granulomatosas y enfermedades inflamatorias agudas, entre las que destacan las infecciones agudas de la glándula (parotiditis) y las inflamaciones de causa obstructiva (litiasis parotídea).
Y dependiendo de la causa que provoque el aumento de volumen de la glándula pueden asociarse otros síntomas como dolor local, fiebre, enrojecimiento o drenaje de pus a través de la piel que cubre la glándula o por dentro de la propia cavidad oral, parálisis facial, etc.
Las tumoraciones de la glándula submaxilar son, a diferencia de las de la glándula parótida, más frecuentemente de causa no neoplásica. Los síntomas asociados son similares a los ya mencionados.
Diagnóstico
Respecto al diagnóstico de la patología de las glándulas salivales y dado que existe una amplia gama de enfermedades que puede albergar la glándula, cualquier tumoración glandular requiere una amplia historia clínica y exploración del paciente, acompañada de una serie de pruebas complementarias que ayudan fundamentalmente a distinguir una tumoración benigna de otra maligna.
Pruebas complementarias
Entre las pruebas complementarias de mayor utilidad se encuentran las pruebas de imagen, fundamentalmente la Ecografía, la Tomografía Computerizada (TC) y la Resonancia Magnética (RM), y la Punción Aspiración con Aguja Fina (PAAF), en la que se realiza una punción de la lesión glandular con una aguja fina para extraer material y proceder a su estudio microscópico.
Un inconveniente es que ninguna de estas pruebas tiene una sensibilidad del 100% para el diagnóstico de la enfermedad subyacente, lo que unido a la posibilidad de degeneración maligna descrita en algunas de las tumoraciones benignas obliga en la mayoría de los casos a realizar cirugía con un doble objetivo, por un lado la extirpación del tumor y por el otro el diagnóstico definitivo de la lesión.
Tratamiento quirúrgico
El tratamiento quirúrgico para las tumoraciones de la glándula parótida requiere una incisión en la piel localizada inmediatamente por delante de la oreja y que se extiende inferiormente hasta el cuello, todo ello para exponer ampliamente la glándula y poder disecarla conservando todas las ramas del nervio facial, que como se ha mencionado, se sitúa en la inmediata vecindad de la misma.
La disección de las ramas nerviosas se realiza con la ayuda de la monitorización continua del nervio, lo que previene enormemente su lesión. La mayoría de las veces hay que extirpar casi toda la glándula, dejando exclusivamente una pequeña porción de la misma en su parte más profunda. En tumoraciones malignas es precisa la extirpación completa de la glándula requiriendo incluso en ocasiones la resección del nervio facial para asegurar la extirpación completa del tumor.
La extirpación de la glándula submaxilar requiere una incisión en la piel localizada por debajo de la rama mandibular, lo que permite levantar los colgajos cutáneos y exponer completamente la glándula. Es importante localizar e intentar conservar una rama inferior del nervio facial que discurre por la superficie de la glándula y que se encarga de movilizar el labio inferior.
Actualmente esto podemos realizarlo con la ayuda del monitor del nervio facial. Además de esta estructura, existen otras vasculares y nerviosas profundas a la glándula que requieren una cuidadosa disección para evitar su daño.
Postoperatorio
En cualquiera de los casos, tras la intervención se coloca un tubo de drenaje que previene la formación de colecciones líquidas postoperatorias y que habitualmente se mantiene durante 48 – 72 h, procediendo entonces a su retirada y alta hospitalaria. El diagnóstico definitivo de la tumoración se realiza tras el estudio microscópico de la pieza quirúrgica y, salvo excepciones, se realiza a las 2 semanas de la intervención.


